domingo, 23 de marzo de 2014

LOS SUEÑOS DE NASSIMA


"Los Sueños de Nassima"
LA POSIBILIDAD DE REALIZAR UN SUEÑO ES LO QUE HACÍA LEVANTARSE CADA DÍA A NASSIMA

Esta niña de 11 años sólo aspiraba a hacer la misma vida que llevaba a cabo su amigo Moamed: ir a la escuela, poder jugar en la calle, escuchar música, cantar o bailar. Pero eso no era posible. Desde que los talibanes habían tomado el poder, las mujeres y las niñas no podían ir solas a la calle, ni estudiar, ni vivir. No existía ningún derecho para ellas. 

Su gran sueño era viajar y lanzar cometas por las calles de Kabul (Los Sueños de Nassima. Ed. La Galera), pero se tenía que conformar con vivir entre cuatro paredes, encerrada, y salir solo a la calle acompañada por su padre.
No podía comprender por qué ni las mujeres ni las niñas podían acudir a un hospital cuando estuviesen enfermas, porque su entrada estaba prohibida. Razón por la cual su abuela Fatuma no había muerto de milagro cuando intentaron ingresarla con un problema de corazón.
Recordaba como era feliz es su antigua escuela, aunque se tratase de un edificio destartalado, sin ventanas y con una pizarra que un día si y otro también se caía al suelo. Quería aprender a leer porque su padre le había dicho que eso era lo más bonito que había en el mundo, que leyendo se puede soñar, se pueden vivir otras vidas, viajar, ser otras personas, meterte en la piel de ellas, y eso a Nassima le parecía algo fantástico. 
Pero esta niña de Kabul pensaba que "desde que esos hombres barbudos y ojos febriles, llamados talibán, habían llegado al poder, ella había dejado de tener vida". Y la faltaba razón. Le habían quitado, privado de su libertad, y eso es lo más grande que tiene el ser humano.

Han pasado 14 años y una terrible guerra, y pocas cosas ha cambiado en Afganistán. Nassima, con 25 años sigue sufriendo todo tipo de discriminaciones. Tras perder el poder los talibanes volvió a la escuela y a pasear con su amigo Mohamed, con el que se acabó casando, pero su vida es una continua lucha. Ahora ella es una activista de los Derechos de las mujeres. Y como tal, vivió de cerca en septiembre del año pasado el asesinato de la mujer policía de mayor rango en el país, la teniente Negar, que se había destacado como protectora de las mujeres que denuncian el uso de la violencia.

El año pasado una representación del Gobierno afgano tuvo que rendir cuentas ante Naciones Unidas de la situación de las mujeres. Intentaron justificar la labora realizada por el Gobierno de Karzai pero con poco éxito.
El documento hablaba de 167 "incidentes" que afectaban a la educación, de los que el 49% se atribuyeron a grupos armados, incluidas las fuerzas de los talibanes, el 25% a fuerzas pro gubernamentales y el 26% restantes a "autores no reconocidos".

Diversos grupos armados perpetraron ataques contra escuelas, lo que incluyó la utilización de artefactos explosivos improvisados y el secuestro y la matanza de personal docente, básicamente las maestras.  Ante estos hechos nos deberíamos preguntar qué ha cambiado en Afganistán en los últimos años. La respuesta es poco, muy poco, a pesar de la dura guerra vivida y de la cantidad de muertos que han caído por el camino. Los talibanes no tienen el poder pero continúan dominando la calle. Y la pregunta que nos deberíamos hacer todos es: ¿tanto miedo les da que las mujeres sepan leer y escribir, qué tengan formación? Pues si, la respuesta es sí, porque son muchos los ejemplos de mujeres que han cambiado el rumbo de las cosas en sus países en pro de los derechos para ellas, en pro de los DD.HH, en definitiva, en pro de una vida mejor para ellas y para generaciones posteriores como las de sus hijos. (CONTINUAR LEYENDO ARTÍCULO)