A
finales de verano terminé de trabajar en TVE, en los informativos, donde estuve
3 meses tras acabar la carrera de periodismo. Durante mi estancia allí conocí a
mucha gente que, como yo, estaban haciendo prácticas tras haber cursado el
Máster de TVE. Su paso por el Máster había sido bueno, ganaron experiencia y
aprendieron cosas nuevas que durante la carrera no habían tocado. Consecuencia
de ello decidí presentarme a la prueba de admisión del Máster que se componía
de 17 plazas. Quedé en el puesto 18, el puesto de suplencia, es decir, si
alguien se daba de baja entonces entraba yo. Cuando conocí la noticia me hundí.
Llegué a mi casa llorando como una magdalena, sintiéndome frustrada y ¿por qué
no? Fracasada. Me sentía perdida, no sabía que hacer. Buscar trabajo no es nada
fácil y menos en los momentos que estamos viviendo, pero mucho menos aún en mi
profesión, periodismo. La verdad es que tampoco me puedo quejar porque desde el
primer año de carrera comencé a hacer prácticas en Noticias Cuatro y CNN, redacción
en la que aprendí mucho por no decir todo. Estaba rodeada de grandes
profesionales, muchos de los cuales me ayudaron, me enseñaron, me explicaron cómo
funcionaba una redacción de informativos y las tareas que debía hacer. Trabajé
durante 3 veranos como una redactora más, en el área de cultura. El cuarto
verano me marché a Sudáfrica, una experiencia que nunca olvidaré. Conocí gente
estupenda, una ciudad preciosa como es Ciudad del Cabo, una realidad como es la
pobreza… Fueron tantas las cosas que allí vi, aprendí y tantos los amigos que
me llevé que volvería a repetirla una y mil veces más. Y el quinto verano ya os
lo he explicado. Lo pasé en TVE, rodeada de grandes profesionales y de gente,
que como yo, estaban allí para trabajar, pero también para aprender.
Pues
bien, después de saber que no iba a hacer el Máster y recuperarme del disgusto,
me levanté, me puse en pie, y me dije “Elena, el mundo no se acaba aquí. Seguro
que la vida te tiene algo bueno preparado. Algo que está al caer pero que tú
tienes que buscar”. Me senté delante del ordenador y me puse manos a la obra.
Comencé a buscar cursos, Postgrados, que me llamaran la atención, y tras mucho
buscar……..ZAS! Lo encontré. Postgrado en Locución en radio y televisión y
doblaje de cine, en la Pompeu Fabra, Barcelona. Cuando lo vi me quedé parada
pensando que apuntarme a él suponía un gran cambio en mi vida. Me marchaba de
mi ciudad para irme a otra y empezar de nuevo, de cero. Y así fue. Cogí las
maletas y me marché a Barcelona, me instalé, comencé mi Postgrado y poco a poco
me fui haciendo mi huequito en esa ciudad. Conociendo a gente nueva, y
compartiendo muchos momentos con otra gente que no era tan nueva, mi familia
allí.
En
Barcelona nació y vivió mi madre durante dos décadas y allí está toda mi familia
materna. Poco a poco me fui afincando, conociendo más Barcelona,( porque es una
ciudad para conocerla, a mi me tiene enamorada) cursando mi Postgrado… y de
repente…..ZAS, los cinco meses me pasaron como 3 días, sin darme cuenta. Llegó el mes de febrero y con él el final del
Postgrado. Cuando me quise dar cuente me invadió una sensación de miedo. Me
sentí como cuando estás al borde de un precipicio, con tus pies sobre la última
roca antes de caer al vacío. Así me sentí. Cuando me paré a pensarlo en frío me
di cuenta de la gran suerte de la había gozado. He tenido la oportunidad de
conocer a fondo una ciudad que para mí ya era familiar, de conocer a mis
compañeros con los que he vivido grandes momentos, grandes historias y a los
que me llevaré conmigo siempre, aunque nos vuelvan a separar los kilómetros.
Malditos kilómetros.
He
pasado unos meses muy felices en los que he podido disfrutar de mi familia, de
mis amigos, de mis profesores de Postgrado, de la ciudad de Barcelona y de
todos sus encantos y en los que, por
encima de todo, he aprendido muchísimo, no solo en lo profesional, que por
supuesto, sino también en otros aspectos de la vida.
Os
he contado todo esto porque creo que a mucha gente le puede servir. Ese fracaso
que para mi supuso no poder hacer el Máster o comenzar a trabajar de forma
profesional en el terreno del periodismo, fue lo que me llevó a vivir esta
experiencia. Creo que en la vida nada se reduce a una solo cosa. A veces, un
fracaso en algo supone una oportunidad en otra cosa, en otro lado e incluso en
otra ciudad. Nunca hay que decaer. Nos obcecamos con cosas que a en ocasiones
no conseguimos y no por ello debemos sentirnos mal, ni frustrados, ni mucho
menos derrotados. La vida da mil vueltas y nunca sabemos dónde está nuestro sitio
en ella. Hay que pensar que si la vida no ha querido que fueras a parar donde
tú tenías pensado es porque, quizás, te tiene algo mucho mejor preparado y solo
tienes que buscarlo.
No puedo estar más de acuerdo contigo, Elena. Si algo no sale como tú esperabas, tírate al suelo, patalea, llora, pero luego, levántate y ve a por lo siguiente. Como tú dices, "el mundo no se acaba".
ResponderEliminarUn abrazo enooorme compi!!!!!
Di que si Carmen, no hay que rendirse nunca, si no buscas nuncas sabrás lo que tiene la vida preparado para ti!!!
ResponderEliminar