domingo, 28 de julio de 2013

CUANDO NADIE ME VE

Hoy me he levantado con una sensación extraña, de nostalgia, de tristeza, algo se removía dentro de mi. Quizá la tragedia de esta semana ocurrida en Galicia, donde 79 personas han perdido la vida, y decenas han resultado heridas haya contribuido a ello. Las imágenes y los relatos que los días posteriores hemos visto a través de los medios de comunicación han sido difíciles de digerir. Dolor, conmoción, tragedia, un conglomerado de emociones que en el momento tratas de asimilar, pero que pasados unos días te das cuenta que son complicados de asumir. Algo así me ocurrió a mí hace ya 5 años. Perdí a una de las personas más importantes de mi vida, MI PADRE. Un amante de la vida, apasionado de ella, de todo lo terreno. Un apasionado de su familia, sus amigos, su trabajo, y todo aquello que le rodeaba. Disfrutó y exprimió la vida al máximo, algo que cuando pienso en él y me entristezco por su pérdida me ayuda a remontar, porque se que nunca dejó nada sin hacer, aunque también se que de haberse quedado más tiempo hubiera hecho mucho más. Era un hombre incansable, luchador y defensor de sus ideas y principio, algo que más de una vez le pasó factura, como más adelante os explicaré.


Perteneciente a una familia conservadora, tras pasar por los jesuitas, entró en la Academia Militar de Zaragoza para seguir los pasos de su padre, al que nunca logró recordar con claridad ya que falleció durante la Guerra Civil, en Segovia en el bando nacional, y mi padre a penas tenía 3 años. Recuerdo que siempre me contaba que le admiraba, y mucho. Algo que yo no entendía porque no le había conocido, escuchado, compartido momentos con él. Sin embargo, él me explicaba que con todos los relatos, anécdotas y demás historias que le habían contado familiares y compañeros de mi abuelo le era suficiente para imaginar como había sido su padre. Al terminar la Academia militar se casó con Rosa, su primera mujer, con la que tuvo 7 hijos, mis 7 hermanos (Javier, Belén, Sonsoles, Virginia, Vicky, Alberto y Pablo). Su forma de pensar, su posicionamiento e ideología fue evolucionando y poco a poco, en parte gracias a la cercanía a los movimientos de base de la Iglesia, fue adoptando claras posiciones contra el régimen de Franco hasta dar el paso crucial de integrarse en la UMD (Unión Militar Democrática), la cual tenía como objetivo conseguir un Estado de Derecho y una Constitución democrática, siempre por la vía pacífica, del diálogo.

Trabajó intensamente, junto a sus compañeros y su gran amigo Julio Busquets (fundador de la UMD y posteriormente diputado socialista), para la causa democrática, aunque lo suyo no era la vida clandestina y al final lo acabaron deteniendo en la Calle Aragón de Barcelona. Recuerdo que me contaba, cuando era más pequeña, este episodio de su vida. Fue el último detenido del movimiento de la UMD. Llevaban tiempo persiguiéndole, y, tras un largo viaje Madrid-Barcelona en un coche de la época, le arrestaron a su llegada a la ciudad condal. No le sorprendió ya que se lo "olía", como decía él. Quizá otra persona hubiera tratado de escapar, hubiera dejado la lucha aparcada intentando salvarse del arrestro, pero mi padre no era así. Era fiel a sus principios y compromisos, y sabía que su pertenencia a la UMD suponía un compromiso de mucho riesgo pero le merecía la pena asumirlo por un futuro mejor para sus hijos. Para una España democrática en la que todos pudieran defender sus principios e ideas en libertad. Como os he comentado al principio, le salió cara la lucha, ya que fue encarcelado en el Castillo de Figueras. Consiguió la libertad gracias a la Amnistía, pero fue expulsado del Ejército, al igual que sus compañeros, tras un consejo de guerra bastante absurdo, ya que antes de comenzar se sabía la condena: al mismo tiempo el juez instructor de la causa le comentaba muy sorprendido que no entendía nada: "Le van a juzgar por aquello que Suárez (recién nombrado) y el Rey estaban defendiendo".

Mi madre, periodista, tuvo la suerte de cubrir, para la revista Cambio 16, su detención en Cataluña, y fue por esa razón por la que se conocieron personalmente en 1980, unos años después, haciéndole una entrevista para el periódico Mundo Diario de Barcelona; en ese momento el ministro de la UCD, Fernández Ordoñez, pedía la rehabilitación para los militares condenados por pertenecer a la UMD, mientras que el General Gutiérrez Mellado, tío de mi padre, opinaba que no era el momento oportuno, que las salas de banderas no estaban para grandes sobresaltos.

Tras su entrevista llegaron muchos años de convivencia. En 1989 llegaría yo, a la que dedicó mucho tiempo y cariño, gracias a lo cual me parezco mucho a él en la forma de ver la vida y en mi pasión por vivirla. En luchar por lo que me gusta y por lo que quiero, en no rendirme si las cosas no salen como espero, en no tirar la toalla, en definitiva. En ser consecuente con mis compromisos.

Afortunadamente, en el segundo mandato socialista (1986) los militares de la UMD fueron rehabilitados por el Gobierno de Felipe González, con quien había compartido numerosas reuniones sobre temas militares, pero ya no volvió a su carrera militar. Prefirió seguir trabajando en la sociedad civil como ya llevaba haciendo muchos años. Amante apasionado de todo lo terreno, supo enfrentarse a la vida como a su enfermedad. Se fue lamentablemente, aferrándose hasta el último momento a la vida, pero su imagen siempre será de lucha. Se marchó como vivió, apasionado al extremo, tanto en su vida profesional como familiar, y con sus amigos. Nunca olvidaré las 2 últimas cosas que me dijo antes de irse: "Hija, nunca dejes de luchar por lo que crees. Estudia mucho y trabaja en aquello que te apasiona. Nunca dependas de nadie. Se libre para hacer lo que te apasione en la vida, y no dejes que nadie te robe esa libertad. La libertad es lo más bonito y preciado que tiene el ser humano", la otra cosa que me dijo fue: "Cuida de tu madre, te quiere más que a nadie en la vida. Lo ha dado y dará todo por ti. Cuídala".

Es duro recordar estas palabras, pero a la vez es bonito. Es un sentimiento contradictorio. Por una parte preferiría no recordarlas por que no me las hubiera dicho, lo cuál significaría que sigue aquí. conmigo. Pero no somos dueños de nuestro destino, por lo que asumiendo que el de mi padre fue ese me enorgullezco de haber oído esas palabras. No me podía haber dicho nada mejor, nada más consecuente con lo que él era y pensaba. Algunos pensarán porque después de 5 años dedico una tarde de mi vida a escribir este artículo y no lo he hecho antes. Quizá no haya sido capaz. Soy periodista, y creo que el mejor homenaje que podía hacerle era este. Acercar con mis recuerdos a través de mis palabras a una de las personas más importantes de mi vida. Mi padre se merece esto y mucho más.

Pienso en él todos los días, hablo con él todos los días, y en muchas ocasiones me da rabia que no esté para no compartir con él mis vivencias. Me hubiera encantado haber compartido con él mi primera experiencia en una redacción de televisión como Noticias Cuatro, donde, por aquellos entonces trabajaba Iñaki Gabilondo, un gran profesional al que mi padre admiraba y escuchaba todas las mañanas en la Cadena Ser. Me hubiera alegrado muchísimo haber ido con él a votar por primera vez, ya que si lo hice fue gracias a la lucha que él y otras personas llevaron a cabo. Por eso, a veces, me entristece ver como la democracia degenera o se consume en nuestras narices y no somos capaces de hacer nada para rescatarla. También es verdad, que a mi padre le hubiera encantado ver como la gente trata de luchar por una democracia mejor, se moviliza por defender lo que creen que es suyo, sus derechos, pero dudo, en ocasiones, que todo lo que se está haciendo sirva para algo. De todas formas, nunca hay que rendirse ante nada. Si Toño estuviera aquí lucharía por eso y mucho más, y nadie conseguiría frenarlo.

Otra cosa que me ha removido hoy las entrañas han sido las palabras que he leído en el periódico del Papa Francisco. Mi padre siempre fue creyente y practicante, aunque en sus últimos años estaba un tanto "enfadado" (y es que era un hombre con mucho carácter) por la posición que estaba adoptando la Iglesia, alejándose de la calle y encerrándose en sus despachos. Su hermano, mi tío Pepe, es jesuita y ha dedicado toda su vida a Brasil, a las favelas, a los jóvenes toxicómanos, niños, familias que en ellas habitan. A luchar, en tanto en cuanto la vida le ha permitido, por erradicar es la pobreza y por luchar para que el futuro de los jóvenes no fuera catastrófico. Por ello, al abrir el periódico y leer las palabras y actos del Papa Francisco me he acordado de mi padre. El siempre dijo que la Iglesia debía salir a la calle, que no la beneficiaba nada quedarse encerrada en los despachos porque desde allí la realidad es muy distinta. Y es que la Iglesia, como dijo ayer Jorge Mario Bergoglio "se ha mostrado muy lejana de sus necesidades de cuantos la necesitan, demasiado fría para con ellos, prisionera de su propio lenguaje rígido". También añadió, entre otras muchas cosas, que "son los jóvenes los que deben salir a la calle a montar lío. Que me perdonen los obispos y los curas, pero la Iglesia tiene que cambiar". Si Toño hubiera visto esto se habría alegrado enormemente.

Creo que hoy he saldado una cuenta pendiente que tenía con él y que no podía demorarse más. Necesitaba rendirle un homenaje como mejor se hacerlo, a través de la palabra, a través de los recuerdos convertidos en palabras. Espero que os haya acercado un poco a más a mi padre y lo que él suponía para mi. Si he cumplido eso me doy por satisfecha. Pero no puedo acabar este homenaje sin darle las gracias a mi madre, ya que sin su ayuda esto nunca hubiera sido posible. Muchas de las cosas que he contado las recuerdo porque mi padre me las contó, pero otras muchas ha sido mi madre la que ha tenido que ayudarme a reconstruir este hermoso puzzle que fue la vida de Toño, como sus amigos llamaban a mi padre. Por eso, de vez en cuando, CUANDO NADIE ME VE, le lloro, le recuerdo, le hablo, le susurro.

5 comentarios:

  1. Precioso, Elena. Ya te lo he dicho muchas veces, pero nunca me cansaré de repetirlo. Tu padre estaría MUY orgulloso de ti. Te quiero.

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    1. Muchas gracias guapa! La verdad es que era una deuda pendiente que tenía conmigo misma y con él. Me alegro que te haya gustado. Te quiero mucho

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  2. Precioso y emotivo eres una artista!

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